domingo, 24 de noviembre de 2013

"EDUQUEMOS… BIEN"?

La infancia y la adolescencia son factores esenciales, fortificantes y revitalizadores de nuestra sociedad; son nuestro presente, serán nuestro más próximo futuro y depende de todos nuestros más inmediatos esfuerzos su orientación y capacitación. 



Nuestra visión de la sociedad


La infancia y la adolescencia siempre han permanecido en una constante lucha de establecer, analizar y comprender los axiomas que rigen nuestro entorno, esto es: ¿por qué la lluvia?, ¿por qué el sol?, ¿Por qué las estaciones?, entre muchas más.

Es precisamente esta inquietud innata de esa etapa de infancia y adolescencia en la humanidad la que ha llevado al conocimiento y al desarrollo de ella misma. El conocer un ¿por qué? Es un reto al que jamás renunciaremos como humanos.

Todos hemos sido miembros de una familia, núcleo esencial de nuestro desarrollo como sociedad, y en ella, hemos sido bombardeados de un sin número de inquietudes avasallantes y a veces se tornan hasta aterradoras, no por parte de nuestros padres, o abuelos, o tíos, o de ningún miembro adulto de nuestra familia.

Antes bien, aquellos que nos hacen desesperar y aterrar, son nuestros infantes, que con la necesidad imperiosa de descubrir este mundo al que se les ha traído, no vacilan en lo más mínimo de obtener una respuesta gratificante, convincente y sobre todo real a todas y cada una de sus inquietudes.


 Sí, nosotros nacemos con chip programado, en el cual no existe la vergüenza a reconocer nuestra ignorancia de lo que nos rodea, ni menos aún la satisfacción inmediata de una pregunta esencial en ese momento para nosotros con una respuesta vacía o evasiva.

Somos exploradores de nuestro mundo, somos pioneros de nuestros propios conocimientos, somos detallistas de aquellas cosas que más adelante en otra etapa de nuestras vidas se consideran superfluas e innecesarias. Somos amos de lo que conocemos y jamás queremos ser esclavos de lo que ignoramos.


Somos realmente educados o alienados


Tristemente para nuestra humanidad, al crecer somos reprogramados, con normas y etiquetas que estamos seguros muchos han muerto sin aceptar; aquellas que regularizan y estandarizan el “mal llamado orden social”.

“No preguntes más niño” o un sencillo “porque sí”, son aquellas frases que podemos recordar no solo de nuestros padres sino también de aquellos llamados, preparados y remunerados a “guiar y fortalecer” nuestro intelecto a través de la educación. Educación que se encargará muy seguramente de “certificar que poseemos los conocimientos suficientes” para enfrentar el mundo en el que vivimos.

Tanto así que por más que conozcas sobre uno o más temas, solo serás tenido en cuenta si posees un papel, pergamino, o cartulina que rece “certifica que”. Siempre me pregunté ¿por qué 2 + 2 = 4? Y algo tan sencillo como eso solo tuvo respuesta fuera de la educación convencional. Entonces, ¿dónde radica la verdadera importancia de que se certifiquen nuestros conocimientos?.

Con esto espero no romper los estándares sociales que nos rigen, ni mucho menos ser satanizado por mis amigos educadores, pero siempre he reflexionado,  ¿no es mejor que mis propios conocimientos me certifiquen?

No dejemos que termine esta corta vida, sin aprender a valorar que nuestras curiosidades al ser resueltas nos brindaron más satisfacción que el mejor regalo de navidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario